Llegará el momento de volver con los dinosaurios, como Fontanarrosa, que aún acaba esperando y no se han ido. Y es que no más aquí quedamos, como quedaron ellos, atestiguando la vida, la porción de vida que les tocó vivir.
¿Qué hubo antes?. Nunca ha existido el antes, porque las palabras no llegaron sino para confundir, para delimitar, constreñir. Somos un contrasentido. Manifestamos la conciencia de la materia. Somos biología soñante, cuerpos hechos del mismo material que los sueños (Esto ya lo dijo Shakespeare antes). Lo que ocurre lo guardamos y se nos transforma en la memoria. Ya no existe. Nos vamos, nos iremos como se han ido millones. Como se van todos los seres que habitan este mundo.
Tú pretendes un cielo hecho de palabras. Es el engaño de nuestra mente. La rebeldía inmaterial de lo que no llega más que con el ímpetu de la fuerza vital y se muere, se agota, se derrumba al final. Quisiera creer en el reencuentro. Sobre todo por pensar que siempre podré tener la caricia de mis hijos. Pero presiento que el adiós final será definitivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario