viernes, 6 de febrero de 2009
Tiempos
Manolito ha visto pasar el tiempo por su lado. Casi todo el tiempo. Ahora camina tras él, porque ya no le responden las piernas como antes. La verdad es que nunca tuvo prisa. Desde que lo conozco, y de esto hace ya algunos años, siempre anduvo de forma parsimoniosa, sin prisa. A veces se sentaba junto al camino, a contemplar el tiempo, decía. Y yo le preguntaba cómo se hacía eso. El tiempo no se puede contemplar, el tiempo pasa y si lo dejas pasar, no vuelve. Él me miraba con ese aire bondadoso que le caracteriza, pero nunca iba más allá de sus primeras palabras. No es un hombre dado a explicaciones. Ahora, que tengo la edad que él posiblemente tuviera cuando le hacía tan inoportunas preguntas, me siento junto a él y contemplo el tiempo.
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