miércoles, 21 de enero de 2009
Gotitas de lluvia para Paula
Estos días ha llovido en mi isla. Aquí bendecimos siempre la lluvia, aunque ahora esté de moda eso de decir que el tiempo está malo cuando llueve. Mi isla no lo cree así. Ella depende de la lluvia. Ya no le queda mucha agua de la que corre por los barrancos. Así que suele estar mustia, como fatigada, desnuda. Ahora no lo está. Se la nota alegre, viva, renaciendo, verde. Ha llovido y lo ha hecho como si alguien estuviera regando su jardín.
Es una bendición esto de la lluvia. Una alegría. Y parece que en ello tiene mucho que ver el abuelo de Paula. Porque, sepan ustedes que, según ella, las gotas caen del cielo y están allí porque Don Alfonso, su abuelo, allí las puso. Un gran abuelo el de Paula, y un señor muy importante. ¡A ver si sigue poniendo gotitas de lluvia en el cielo, para que luego caigan suaves, poco a poco, y mojen la tierra, y haga charcos donde su nieta pueda jugar a saltar y salpicarme!.
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