martes, 13 de enero de 2009

Nubes estropeadas


Nayara es una niña de tres años. Cuando la miras, tus ojos se llenan inevitablemente de una sonrisa amplia, generosa, íntegra como sólo puede ser la sonrisa de la infancia. Habla aún a media lengua, esa media lengua que pronto perderá y que en ella, tiene un tono dulce y melodioso, regalo para los oídos de los adultos, cansados ya de la monodia uniformada de las voces que nos rodean.

Hoy, mientras la acompañaba hasta la guagua, Nayara me miró. Señaló al cielo y, muy seria y digna ella, me dice: - "¡ las nubes están estropeadas! ¡El sol las estropeó!".

Una nueva lección recibida. Aún en lo "estropeado", podemos encontrar la belleza.

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