sábado, 24 de enero de 2009

Soy la tierra y su contorno


Me llegó en invierno,
leve, como si no quisiera pesar,
como la flor del almendro,
como el olvido.
Se acercó caminando
entre hojas perdidas,
descalza, tendida la mano
y granada la boca
de nubes, de vientos, de frío.
Sentí sus labios
derramarse en los míos,
volverse líquido
y buscar como arroyo
el camino incierto
hacia el contorno claro
de la piel renacida.
Hizo lagos
en las palmas de mis manos,
hizo ríos,
torrentes,
cascadas...
¡Quedé dormido!


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